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domingo, 12 de mayo de 2013

Bailar a media noche.

No hay nada, ni siquiera ropa sobre mi cuerpo. Mentiras, sí hay, hay una luna sobre esa hoja negra pegada al techo y está el perfume de una lluvia que viene por ahí, que esta avisando su próxima visita. Está la cobija sobre mi figura adolescente, mis ojos despiertos, tus yemas fantasmas y mis manos apareciendo acá, allá abajo, atrás, dentro, sosteniendo, hacia arriba, jalando, para abajo… por todos lados.

Me vuelvo como los ciegos. Pongo a un lado la visión, intensifico el tacto, me dejo llevar por el río de mis ilusiones. Mis deseos. Mis fantasías. Quiero bailar, quiero tus manos en mis piernas, mis piernas en tus hombros, no, mejor tu estomago en mi espalda, tu aliento en mis odios, tu dentro, tu afuera. Quiero bailar. Tus deditos canela en mis plantas, tu lengua en mis pezones, mis pezones en tu lengua, mi lengua sobre la tuya, mi boca protegiéndote, mi boca mordiendo, mi yo lamiendo, tú y yo. Quiero bailar.

Quiero bailar, como esa noche bajo la luna amarilla, como esa noche sobre las rocas, sobre los insectos; como los animales, gritándose, amándose, haciéndose, durmiendo juntos.

Como los volcanes, como las montañas y los cerros. Como las aguas de los ríos y como los peces dentro de él, como yo dentro tuyo rasgando, como la música.
Como la lluvia y nuestro sudor haciéndose uno, combinándose, imitándonos, mirándonos, envidiándonos.

Ayer, hoy, quiero bailar. En la avenida, en el parque, sobre el pasto, en los camiones, en tu baño, en el mío. En el patio trasero, en tu alcoba, en mi, en ti. Frente a las vacas, como burros, escondidos, con vergüenza, con muchas ganas, contigo, ahora. Quiero bailar.

Tus gemidos sonando con voz de sueño que no se escucha, que no más se entiende, se siente. Conmigo. Arriba. Como perro. Presiona, no puedo y te jalo del pelo, o del cabello. Me pisas, te cansas pero resistes, continuas. Bailas, bailo. Cantamos. Quiero bailar. Chillo, te quiero, te amo, te extraño. Quiero bailar. Un poquito más, ya casi. Me rasguñas, tiemblas, como el viento fresco, como tus chinos, tus lunares, tus ojos cerrados como los de ayer, antier, esta mañana, como ahorita. Tu boca entreabierta, no como mis piernas que se descubren, tú y tu entrega golpeándome despacio, con ganas, suave, muy rico. Quiero bailar. Así. Así.

Como volcán, como río  como lágrimas. Un suspiro, un deseo. Aliento agitado. Descansemos. Yo aquí, tú todavía en mi mente. Bésame. Como volcán, eructando. Derramo amor. Quiero bailar. Contigo. Como antes. Pero ahora, hoy. Quiero bailar.
Hay mucho, hay más. Leche. ¿Me la bebo, o te la bebes?. Quiero bailar. Ricardo. 

5 comentarios:

Arquímedes Beltrán dijo...

¿Bailamos oiga?

Valkan Smith dijo...

¡Dios Bendito!

*Se persigna*

Hahaha no, no es cierto. Yo siempre tan fan, tú siempre tan buen escritor. Increible. Intenso. Wow.

(:

Prince Ed dijo...

¡ Increíble!
Es casi una melodía lo que has escrito en esta ocasión, la cual enmarca perfectamente ese baile.

Como siempre un gusto leerte.

Saludos.

Bestia Desértica dijo...

Simplemente encantador, tenía mucho sin leerte y ahora veo lo que me he perdido. Te leeré entero esta tarde de ocio.

Saludos y un beso chico.

J.R. dijo...

Algo así quería leer hace tanto, no se cómo describirlo, pero lo lograste...