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viernes, 30 de septiembre de 2011

La Lluvia entre los dos

Estaba sentado ahí, en un borde del tiempo bajo las hojas de un cielo gris, color adquirido de tu esencia, de tu piel, de tu voz. Entonces estaba yo ahí, con sonidos musicales en mis oídos, con ideas vagantes repletas de ti. Insisto, estaba yo sentado en el jardín cuando el cielo se rompió y dejo caer gotas, formando esa lluvia que se parecía a ti: tan cristalina, frágil y protectora.

Y de mi hipnosis desperté arrancando lagrimas de mis ojos, ¡y es que me sentía vulnerable ahí bajo ese cielo!, bajo esas gotas que me caían y me recordaban tus besos. Bajo esas estrellas que se convertían en mar, llorando con la misma intensidad con la que el cielo soplaba. Y estaba sentado ahí…

Y creí odiar la lluvia, la creí culpable, la sentí traidora.

Entonces la lluvia se acerco más a mí, y me convencía de que era algo mucho más personal que climático, y seguí inventándome un odio.

‘’No vengo a hacerte llorar, yo sé más que tu lo que es esperar,
Vengo a recordarte a ti que algún día vendrá,
Vengo a recordarle a él que tiene algo pendiente contigo…
A hablar con la tierra de que ambos funcionan como uno mismo’’

Y lo entendí, la lluvia siempre será nuestra y por consiguiente estará de nuestro lado, y la quise más que nunca…
Me eleve y me puse a bailar, a mandar besos que algún día podre entregarte en los labios, a producir destellos para cuando lo sienta difícil me pueda agarrar de ellos y tome fuerza para soportar más. Por que esto no es más que un tiempo, un episodio pactado con anterioridad que aceptamos con tal de que el Universo nos permita convertirnos en una especie de eternidad.

Algún día, no muy cerca, no muy lejano…
Algún día, en algún repentino día…
Algún día estaré compartiendo con la lluvia la alegría de estar a tu lado, al besarnos cobijados de ella y cerrando el lapso de prueba, dejando más en claro que, tu y yo funcionamos como uno mismo. Permitiendo a la magia que se desprende al mirarnos prologarse, marcando el tiempo y haciéndolo nuestro. Tanto tuyo y mío, como del Universo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mi amor

No quisiera que lloviera, porque sé que sufriré tanto como sí la cantidad total de esas gotas caídas de cielo hubiesen desbordado de mis ojos, que hoy día se encuentran secos y rojos. No quisiera que lloviera, no hasta estar contigo.

Hace poco llovió, era de madrugada y el viento soplo tanto que me despertó, entraba por la ventana y me destapaba, me daba frío y me envolvía con miedo, los truenos eran gritos que decían que no vendrías; yo quise llorar, sentí llorar, pero ya no había más lágrimas en mi ser.

Quiero seguirte y perseguirte, pero eso a cualquiera le daría miedo: a mí, por ejemplo, me daría miedo de que me descubrieras y me creyeras un lunático, que te molestaras y me odiaras. Y que entonces te decidieras de manera irrevocable a olvidarme por siempre, y al hacer eso me matarías de un golpe. Y no quiero morir, no en esas circunstancias.

Voy a esperarte, lo he decidido, ya sé que no hay sentido, que existe la misma posibilidad tanto de que no vengas como de que regreses, y lo voy a hacer, estoy dispuesto a estar en completa disponibilidad para tu persona, que estaré para ti cuando lo decidas y lo veas preciso.
Que aunque, no descartando ninguna posibilidad, este con alguien más, lo dejaría todo por ti, por que te lo has ganado, por que confió en que lo que pasaría estando contigo.

Y te lo voy a decir y demostrar:
En tu ausencia nada cambiará, te lo prometo.

El Desorden by 1plus1bpm